"En una carta a su hermano Theo, [Van Gohg] le explica que, al
pintar el retrato de un amigo muy querido, lograr el parecido era sólo la
primera fase. Conseguido eso, V.G. se aplicaba a cambiar los colores del modelo
y del entorno: Ahora paso a ser un colorista arbitrario. Exagero los tonos
rubios del pelo, voy a los naranjas, al amarillo cromo y al limón claro. Tras
la cabeza [...] pinto el infinito, un fondo liso del azul más brillante e
intenso que pueda mezclar, y con esta simple combinación, la cabeza clara e
iluminada sobre un fondo azul vibrante adquiere un efecto misterioso, como de
estrella en las profundidades de un cielo diurno".
Fragmento del libro de Eric Kandel "La era del inconsciente"
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